Jean Paúl Sartre: El ser y la nada
En la filosofía existencialista de Jean Paúl Sartre, se entrelazan en
ellas ideas de Kierkegaard, de Edmundo Hussel y de Sigmundo Freud. La
tendencia de la filosofía de Sartre es un existencialismo ateísta con
una mezcla del idealismo subjetivo con el idealismo objetivo y algunos
elementos del materialismo. La integración de algunas ideas de
diferentes corrientes filosóficas en el pensamiento de Sartre da lugar a
que su pensamiento sea muy distinto a lo habitual.
Como bien lo expuso, Sartre considera que el hombre elige su propia forma de vida y es responsable de sus actos. La responsabilidad nos compromete ante la humanidad entera. Todos somos responsables de lo que somos y de lo que hacemos. De ahí, su frase célebre:
“Felicidad no es hacer lo que uno quiere sino querer lo que uno hace.” – Jean P. Sartre
Distingue Sartre en el mundo dos tipos de realidades o entes, los que son "en-sí", y los que son "para-sí". Entre estos últimos se encuentran los seres humanos, en cuanto son conscientes de su propio ser, en cuanto existen. Los demás seres simplemente son. El ser humano, siendo consciente de su propio ser, y precisamente por ello, existe. El ser del ser humano es la nada, tomada en su sentido más literal. Ésta niega la existencia de Dios. Él considera que es imposible que Dios sea al mismo tiempo un ser en sí y un ser para sí, es decir que Dios sea el ser y la nada. Según él, nada puede ser y no ser al mismo tiempo. Es decir que la existencia no puede contener la inexistencia porque son contradictorios.
Gracias a ser una persona muy observadora, concluyó que la conducta humana, la posibilidad que éste tiene, frente a los demás seres, de contestar con un no, es decir: le lleva a descubrir al ser humano como posibilidad de negar. Entonces se preguntaría, ¿cúal es el origen de la nada? No puede originarse en el ser en-sí, puesto que la noción de ser en-sí no contiene en su estructura la nada: el ser en-sí es pura positividad. La idea de la nada tiene que venir, en consecuencia, del otro único tipo de ser, del ser para-sí, única realidad que queda, excluido en ser en-sí. Dice Sartre:
Debe, por tanto, existir un ser - que no puede ser el para-sí - y que tenga como propiedad el níhilizar (negar) la nada, soportarla en su ser y construirla continuamente de su existencia, un ser por el cual la nada venga a las cosas.
Pero, para ser el creador de la nada, el ser humano debe albergar en sí mismo la nada: el ser del ser humano, en definitiva, es la nada. No hay que entender esta nada como si el ser humano en sí mismo fuera absolutamente nada: en el ser humano hay un en-sí, es decir, su cuerpo, su "ego", sus costumbres... Pero lo específicamente humano es su no determinación, su libertad, su nada. Sartre nos dice, además, que el para-sí (el ser humano) se caracteriza por tres tendencias:
De la identificación del ser del ser humano y su propia libertad se deducen dos consecuencias importantes para la concepción del ser humano en Sartre, el ser humano, como tal, no posee naturaleza alguna predeterminada, no se identifica con una esencia determinada: su esencia es su libertad, es decir, la indeterminación, la ausencia de toda determinación trascendente.
En conclusión:
Como bien lo expuso, Sartre considera que el hombre elige su propia forma de vida y es responsable de sus actos. La responsabilidad nos compromete ante la humanidad entera. Todos somos responsables de lo que somos y de lo que hacemos. De ahí, su frase célebre:
“Felicidad no es hacer lo que uno quiere sino querer lo que uno hace.” – Jean P. Sartre
Distingue Sartre en el mundo dos tipos de realidades o entes, los que son "en-sí", y los que son "para-sí". Entre estos últimos se encuentran los seres humanos, en cuanto son conscientes de su propio ser, en cuanto existen. Los demás seres simplemente son. El ser humano, siendo consciente de su propio ser, y precisamente por ello, existe. El ser del ser humano es la nada, tomada en su sentido más literal. Ésta niega la existencia de Dios. Él considera que es imposible que Dios sea al mismo tiempo un ser en sí y un ser para sí, es decir que Dios sea el ser y la nada. Según él, nada puede ser y no ser al mismo tiempo. Es decir que la existencia no puede contener la inexistencia porque son contradictorios.
Gracias a ser una persona muy observadora, concluyó que la conducta humana, la posibilidad que éste tiene, frente a los demás seres, de contestar con un no, es decir: le lleva a descubrir al ser humano como posibilidad de negar. Entonces se preguntaría, ¿cúal es el origen de la nada? No puede originarse en el ser en-sí, puesto que la noción de ser en-sí no contiene en su estructura la nada: el ser en-sí es pura positividad. La idea de la nada tiene que venir, en consecuencia, del otro único tipo de ser, del ser para-sí, única realidad que queda, excluido en ser en-sí. Dice Sartre:
Debe, por tanto, existir un ser - que no puede ser el para-sí - y que tenga como propiedad el níhilizar (negar) la nada, soportarla en su ser y construirla continuamente de su existencia, un ser por el cual la nada venga a las cosas.
Pero, para ser el creador de la nada, el ser humano debe albergar en sí mismo la nada: el ser del ser humano, en definitiva, es la nada. No hay que entender esta nada como si el ser humano en sí mismo fuera absolutamente nada: en el ser humano hay un en-sí, es decir, su cuerpo, su "ego", sus costumbres... Pero lo específicamente humano es su no determinación, su libertad, su nada. Sartre nos dice, además, que el para-sí (el ser humano) se caracteriza por tres tendencias:
- Tendencia a la nada
- Tendencia al otro
- Tendencia al ser
De la identificación del ser del ser humano y su propia libertad se deducen dos consecuencias importantes para la concepción del ser humano en Sartre, el ser humano, como tal, no posee naturaleza alguna predeterminada, no se identifica con una esencia determinada: su esencia es su libertad, es decir, la indeterminación, la ausencia de toda determinación trascendente.
En conclusión:
- "La manera de ver el existencialismo Jean-Paul Sartre tiene bases psicológicas muy profundas, ya que una vez se analiza lo que él habla sobre el ser que existe en un lugar que no puede inexistir en otro, tiene mucha razón. Jean-Paul Sartre concibe al hombre como un ser libre, rechazando cualquier planteamiento o interpretación acerca del hombre que diga que es una simple marioneta o instrumento de la ley." – Ericka V. Ortega P.
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